Influencer, esa palabra que está a la orden del día, define a la persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto y que, por su presencia e influencia en redes sociales, puede llegar a convertirse en un prescriptor interesante para una marca. Hace unos meses, Antonio García Pastrana se preguntaba: ¿Qué puede aportar el influencer al sector del agua? Pues bien, si está desinformado (y eso el sector ambiental lamentablemente pasa mucho, y ya no decir en el del agua), nada de nada. Y al igual que sucede con el resto de mortales, los influencers no son inmunes a los golpes de la desinformación.
El último ejemplo ha sido el de la más famosa influencer de España, Dulceida, que, junto a su mujer, hizo un viaje promocional de unos cursos de inglés a Ciudad del Cabo, Sudáfrica. La polémica reside en dos puntos: su frivolización con la pobreza que sufren ciertas zonas del país al regalar las gafas de su propia marca a varios niños en lugar de, por ejemplo, darles agua y alimentos (aunque ella dice que los propios niños se las pidieron); y la fotografía de su mujer subida a Instagram (y que curiosamente ya no está) dándose un placentero baño mientras la ciudad lucha por no quedarse, precisamente, sin agua. Mientras los hoteles de la ciudad piden a sus huéspedes que limiten las duchas, y mientras algunos restaurantes sirven en tazas, vajillas y cubiertos desechables y prescinden de la mantelería, esta influencer se permiten el lujo de llenar la bañera hasta arriba de agua.
Mientras los hoteles de la ciudad piden a sus huéspedes que limiten las duchas, esta influencers y su mujer se permiten el lujo de llenar la bañera hasta arriba de agua
Porque hay que recordar que el Ciudad del Cabo sufre la peor sequía del siglo. La falta de lluvias, el aumento de la población, la falta de fuentes alternativas y la falta de concienciación, llevaron a la ciudad a acercarse en varias ocasiones a su Día Cero, el día en el que se quedaría sin agua. La sequía comenzó hace dos años a causa del fenómeno climático 'El Niño', cuyos efectos se agudizaron los últimos meses. Ante la situación, el Gobierno de Sudáfrica declaró el pasado 13 de marzo "estado de desastre nacional" y comenzó a implementar fuertes restricciones en el uso del agua, como por ejemplo el consumo de no más de 50 litros por persona impuestas por el Gobierno. Gracias a ello, el Día Cero ha sido pospuesto hasta 2019. Sin embargo, eso no justifica que se pueda volver a desperdiciar el agua.
No seré yo quien critique lo que fue a hacer esta influencer allí, y si hizo algo más que regalar sus gafas y darse baños mientras la ciudad se muere de sed, porque solo ella (y supongo que también sus patrocinadores) saben si realmente ayudó o no a parte de una población necesitada de agua, alimentos y bienes sanitarios. Pero lo que sí voy a criticar es la falta de información relativa a ciertos temas que, dado el viaje planificado, quizá debería haber sabido. ¿O uno cuando viaja no se informa del lugar al que va? Si tanto sus patrocinadores como ella se hubieran molestado en conocer un poco la situación de las ciudades que visitan y es las que quieren vender sus productos (recordemos que era un viaje promocional), podrían haber utilizado también dicho viaje para concienciar sobre la situación que se vive allí, haciendo que sus miles de seguidores sean conscientes de la realidad mundial que gira en torno al agua. Una oportunidad desperdiciada, sin duda; aunque hay que reconocer que, gracias a la polémica generada en torno a la foto, la comunidad concienciada ha vuelto a levantar la voz para hacer más eco de la crisis hídrica que vive Ciudad del Cabo.
